Hay muchas opciones en la evolución de la seguridad en las comunidades de propietarios, pero uno de los sistemas que van a tener una mayor implementación en los próximos años serán los controles de acceso.
Este sistema de seguridad funciona con un chip incorporado en un dispositivo el cual permite abrir todas las puertas de acceso al edificio y configurar los permisos de acceso al mismo. El dispositivo que contiene el chip lleva una tecnología de identificación por radiofrecuencia y puede ser una tarjeta, un mando, una pulsera, un llavero e incluso, ¡la piel del propio usuario!
Esto, que parece muy futurista, está más cerca de lo creemos. Algunas empresas ya lo están implantando en sus trabajadores para los controles de accesos de la empresa. El chip se sitúa entre el dedo índice y el pulgar, su tamaño es algo mayor que un grano de arroz y se implanta mediante una jeringuilla. De este modo se identifica al empleado y se permite acceder al garaje, al despacho, usar la impresora… acercando la mano al lector de proximidad.
Es una idea que lleva años planeándose, ya que surgió para conocer el lugar exacto de los soldados de Estados Unidos cuando se encontraban en el campo de batalla. También tiene otros usos como, por ejemplo, la localización de niños en caso de secuestro, el control de asistentes a partidos de fútbol o el pago de consumiciones en las discotecas. ¿Se realizará algún día para los controles de accesos a nuestras viviendas?
Sería un aumento de la seguridad en nuestra comunidad, ya que es un dispositivo que no se puede copiar, su información está encriptada y permite el acceso al portal, al garaje, a la piscina, a los contadores y demás zonas comunes. No se desgasta, ni se pierde. Los permisos se controlan en remoto y se podría restringir el acceso, por ejemplo, al garaje a los que no posean plaza de garaje o delimitar horarios de utilización de las zonas comunes. Este chip no se puede rastrear, así que se salvaguarda la privacidad de los usuarios.